lunes, 15 de enero de 2007

LO QUE SUCEDERA CON TODOS LOS TRABAJADORES, SI NO SE ORGANIZAN Y HACEN ALGO AL RESPECTO....!!!!!!!!!!

A LOS TRABAJADORES QUE NO HACEN LO QUE LES GUSTA.

A pesar de que el hombre no esté hecho para trabajar en trabajos forzados, todos ustedes están condenados a estos trabajos forzados a perpetuidad, a cambio de una pensión mísera que les permitirá ser libres en la jubilación a los sesenta o sesenta y cinco años.

¿Cuál es el objetivo de los sindicatos y cuáles son las reivindicaciones de todos los trabajadores? Obtener reducciones del tiempo de trabajo. ¿Hasta qué punto? ¿Cuál es la duración del trabajo forzado diario aceptable para un hombre que quiere ser libre?

Hace un siglo, se consideraba que había que trabajar sin descanso, a excepción del tiempo justo necesario para comer y dormir. Empleábamos a los obreros catorce horas al día, seis días a la semana, doce meses al año, y desde la edad de ocho o nueve años hasta su muerte.

Después, hemos pasado a diez horas por día, después a ocho horas al día, cinco días a la semana, con unas vacaciones anuales de una semana, posteriormente a dos, tres y, finalmente, cuatro semanas.

La jubilación, es decir, el derecho de tener con qué vivir sin hacer nada, fue concedida progresivamente a los sesenta y cinco años, sesenta y, hoy en día, a los cincuenta y cinco años en ciertas profesiones.

Actualmente, se practica cada vez más el trabajo a la carta, es decir, la posibilidad de librarse por un tiempo de los trabajos forzados cuando uno lo desea y durante un periodo determinado. De este modo, se hacen cuarenta horas de trabajo a la semana en las horas y días que uno desea. Cinco días de ocho horas, o cuatro días de diez, a una buena hora de la mañana o a última hora de la tarde-noche, etc.

¿Y cuál es la evolución actual o que tendrá lugar a corto plazo?

Algunas empresas ya emplean a su personal menos de ocho horas al día, siete horas, seis horas en algunas, cuatro días por semana en vez de cinco.

Ya se plantea la posibilidad de tener en cuenta como tiempo de trabajo las dos horas de desplazamiento urbano que, por ejemplo, hacen los parisinos. Esto dejaría el tiempo de trabajo efectivo en las empresas de esta región en seis horas al día.

Las vacaciones pagadas son de cinco semanas al año en muchas empresas, e incluso de seis semanas en un pequeño número de ellas, número que va aumentando.

Cada vez se les atrae menos a los empleados pagándoles mucho, y más ofreciéndoles horarios de trabajo reducidos y flexibles como parte de lo que llamamos, con razón, "calidad de vida".

Son numerosos los casos de trabajadores autónomos que montan conjuntamente un negocio, accediendo así a los gabinetes de grupos de profesiones liberales (abogados, economistas, psicólogos, médicos, enfermeros, etc.). Estos ingenieros, o estos técnicos superiores, comparten el mismo salario, pero así pueden trabajar solamente cuatro horas al día, o una de cada dos semanas, o uno de cada dos meses, o aún más, cinco meses y medio de un tirón cada año.

Así pues, cada uno tiene un turno de seis meses y medio al año de vacaciones pagadas, ya que ellos siempre cobran sólo la mitad de un salario.

Durante este tiempo, ellos pueden, si así lo desean, dedicarse a un trabajo que no sea "forzado": la investigación, escribir libros, cultivarse, estudiar, viajar, etc., en definitiva, cosas que les gustan y les permitan desarrollarse personalmente.

Cada vez son más los grupos de jóvenes que prefieren hacer lo que les gusta durante más de seis meses al año, aunque para ello, en vez de ganar seis a ocho mil francos al mes, tengan que vivir menos lujosamente ganando de tres a cuatro mil.

Sobre todo ahora que, aunque decidan formar un "hogar", pueden hacerlo con una mujer joven que trabaje también en las mismas condiciones, lo que hace que dos medios salarios se conviertan en un salario entero si no me fallan las cuentas... y con vacaciones pagadas más de seis meses al año.

A nivel de jubilados ocurre lo mismo. Son muchos los que prefieren dejar de trabajar antes y retirarse con una "prejubilación" con la que cobran menos dinero, para poder aprovechar mejor el tiempo de vida que les queda.

Eso sin hablar, evidentemente, de aquellos obsesos del trabajo que se niegan a dejarlo en prejubilación preguntándose: "¿pero qué voy a hacer yo si dejo de trabajar?", lo que ilustra bien hasta qué punto se les ha condicionado con la educación, y despersonalizado hasta el punto de que ya no pueden concebir la vida sin trabajar.

Se han vuelto incapaces de desarrollarse en algo que les guste, e incluso de amar otra cosa que no sea su "trabajo".

La educación tendrá que evolucionar mucho para poder formar gente dispuesta a desarrollarse en vez de formar gente preparada para trabajar (gente esclavizada a la necesidad, de por vida).

¿Y en el futuro? El tiempo de trabajo será cada vez más reducido. Todos lo reconocen. Descenderá progresivamente a seis horas al día, después a cinco horas, cuatro horas, tres horas...

Las vacaciones anuales se alargarán. Un mes y medio de verano, quince días en invierno, quince días en Pascua (como los escolares), luego dos meses de verano: un mes de invierno y un mes de Pascua, haciendo un total de cuatro meses al año.

Dado que los empleos serán ocupados cada vez más por dos personas a la vez, llegaremos a reducir aún más el tiempo de trabajo, y ambos "trabajadores asociados" dispondrán entonces de ocho meses de vacaciones al año.

La edad de jubilación se anticipará cada vez más y más, 50 años, 45 años, 40 años...

Y usted se preguntará: ¿En qué ocuparán el tiempo los hombres? El mero hecho de que usted se formule esta pregunta, demuestra que su educación le ha contaminado y modelado para hacer de usted un condenado a trabajos forzados perpetuamente consentidos.

Habrá dos categorías de individuos:

aquellos con una vocación, un "don", y que se realizarán trabajando voluntariamente en el campo que les gusta durante su tiempo libre o su jubilación, y

los demás, que se beneficiarán de una civilización de ocio y entretenimientos adaptados a todos y cada uno de nosotros, culturales para algunos, deportivos para otros.

Dado que el tiempo libre de la gente es cada vez mayor, cada vez harán falta más escritores, pintores, poetas, personas que proporcionen diversión, y artistas de todo tipo que diviertan a esas multitudes en perpetuas vacaciones.

Por un lado, los creadores, y por el otro, los consumidores, siendo libre cada uno de cambiar de lado según sus aptitudes y gustos.

Al cabo de cierto tiempo (lo antes posible), al ser el tiempo de trabajo cada vez más reducido y la edad de jubilación cada vez más baja, terminaremos por suprimir por completo el trabajo obligatorio, el trabajo forzado.

Sólo quienes amen lo que hacen continuarán trabajando VOLUNTARIAMENTE, e inscribiremos en la primera línea de los Derechos Humanos la siguiente frase: "Todo hombre tiene derecho a recibir con qué vivir cómodamente desde su nacimiento hasta su muerte, y sin contrapartidas."

¿Quién llevará a cabo las tareas indispensables?, se preguntará usted. Pues bien, ¡las máquinas!

Los robots ya han comenzado a liberar a la Humanidad de una forma que todavía no percibimos suficientemente. Si nosotros ya solamente trabajamos ocho horas al día, es gracias a las máquinas. Si no existieran, todavía estaríamos haciendo diez horas al día desde hace cincuenta años. Un ejemplo: para construir un automóvil, hacían falta cien obreros en Fiat hace veinte años; ahora, basta con un sólo hombre.

Y digo bien ¡UN SOLO HOMBRE! La nueva cadena de montaje, totalmente automatizada y puesta en servicio por esta fábrica, está totalmente controlada por una computadora, que está dirigida y vigilada por un solo técnico desde la consola de su computadora central.

Y ese mismo técnico, ¡podrá a su vez ser sustituido próximamente por una computadora aún más sofisticada!

Lo mismo ocurre con la agricultura: en California, algunos viticultores han puesto a punto un sistema conectado a una computadora que calienta, riega y fertiliza automáticamente en los momentos adecuados las cepas de viñedos, gracias a esa computadora.

Evidentemente, en una sociedad capitalista este sistema no es viable, puesto que en él, por ejemplo, un propietario de la fábrica despediría a todos los obreros, no les daría un mayor salario, y se llenaría los bolsillos gracias a las máquinas, dejando morir de hambre a los que antes constituían la mano de obra.

Esto sería injusto e inadmisible.

El patrón que hiciera construir una máquina que reemplazase a cien obreros, debería continuar pagando a estos cien obreros que ya no tienen nada que hacer, siendo la máquina la que nos permite entrar en la civilización del ocio y del

pleno desarrollo personal.

Se dice estúpidamente que la máquina esclaviza al hombre y que la tecnología deshumaniza a la sociedad (la ciencia mata a la ciencia y la tecnología al hombre) ¡Esto es falso!

Es la fábrica lo que esclaviza al hombre, y el lugar donde los hombres van a los trabajos forzados a perpetuidad.

La manufactura esclaviza al hombre, y los robots lo liberan.

La tecnología deshumaniza a la sociedad sólo en el sentido de que los hombres siguen estando mezclados con máquinas de trabajos forzados, y obligados a desplazarse para llegar a los lugares de trabajos forzados.

Pero las máquinas y los hombres no deben estar mezclados.

Los hombres están hechos para estar en lugares de realización personal, y las máquinas en lugares de trabajo, bajo control de robots y de computadoras.

Absolutamente todos los trabajos que el hombre lleva a cabo pueden ser hechos por máquinas. Todo lo que hace el hombre, puede ser hecho por la computadora, y mucho mejor que por él. El hombre se equivoca; la computadora, jamás.

Si invirtiéramos las cantidades que engullen los presupuestos militares del planeta en la transformación de las fábricas, lugares de producción y oficinas, al cabo de siete años el trabajo quedaría completamente robotizado, y los hombres ya no tendrían necesidad de trabajar.

El hombre está hecho para desarrollarse personalmente, la máquina para trabajar.

Es necesario que el robot haga el trabajo del hombre, y no que el hombre haga un trabajo de robot, que es lo que ocurre actualmente en todas las empresas.

¿Y quién vigilará a las máquinas?, se preguntará usted. Pues muy sencillo.

En un primer momento, durante la decena de años necesarios para la completa robotización de los medios de producción, los militares podrían encargarse de las tareas de vigilancia y mantenimiento, o podría incluso crearse un servicio civil que sustituyera al servicio militar, a realizar bien por periodos de varias semanas al año, como en Suiza, o bien durante uno o dos años seguidos.

Sólo trabajarían en las unidades de producción los convocados en tal servicio civil y un equipo de profesionales, mientras que los demás hombres quedarían totalmente libres.

Esto sucedería solamente durante un periodo transitorio muy corto (en torno a unos siete años), necesario para la puesta en marcha de unidades de producción completamente robotizadas, auto-mantenidas y auto-vigiladas, bien mediante computadoras capaces de repararse a ellas mismos, bien mediante robots biológicos, siendo estos últimos el futuro de la Humanidad.

Estos robots biológicos podrán ser utilizados absolutamente para todo y en todos los sitios, ya sea en la agricultura, la industria, los trabajos domésticos o las artes.

Un robot biológico es un robot fabricado con materia viva, materia que estamos a punto de sintetizar en los laboratorios gracias a los trabajos llevados a cabo con el A.D.N..

El progreso de la electrónica, de la biología y de la cibernética permitiría muy pronto, si se pusieran suficientes medios financieros a disposición de los especialistas en estas áreas, la fabricación de robots dotados de capacidades como mínimo iguales a las del hombre, y esto en todos los planos.

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